2- No te harás ídolos


Hola, somos 6º C: 
Camila, Desireé, Fernanda, Ian y José.

Hoy la profe Maika nos dijo que la actividad nos iba a encantar… y tenía razón. Teníamos que usar la inteligencia artificial (sí, eso que parece de película) para crear un cuento. Pero no un cuento cualquiera: un cuento para peques de 4 años sobre el segundo mandamiento:
“No te harás ídolos”.

Nos explicó que la IA es como un robot que no puede leernos la mente, así que hay que decirle muy bien qué queremos. Cuanto más claro se lo digamos, mejor será el resultado.

Primero intentamos hacerlo sin pensar demasiado, y escribimos este prompt:

“Haz un cuento con una niña que habla con algo que no es Dios.”

Lo mandamos, esperando que saliera algo genial...
 Pero el cuento fue un desastre. No se entendía bien y no tenía sentido.

Entonces la profe nos ayudó a pensar:
¿Qué está mal en este prompt?

Y enseguida vimos varios errores:

  • No dijimos para qué edad era el cuento.

  • No explicamos bien qué mandamiento queríamos enseñar.

  • No pusimos ningún personaje especial.

Maika nos dio una idea buenísima:

“Podéis decirle a la IA que sois nuevos y que os pregunte cosas para ayudaros.”

Así que le escribimos a ChatGPT:

“Hola, somos nuevos y no sabemos muy bien cómo escribir un prompt. Queremos hacer un cuento sobre ‘no te harás ídolos’, ¿nos puedes ayudar? Es para niños pequeños.”

Y nos contestó súper amable:

¡Hola! Claro que sí. Para ayudaros necesito saber:

  • ¿Para qué edad es el cuento?

  • ¿Qué mensaje queréis enseñar?

  • ¿Quién es el personaje principal?

  • ¿Dónde sucede la historia?

  • ¿Queréis que sea divertido, tierno, de aventuras...?

Después de hablarlo entre todos, respondimos con algo mucho más completo:

“Haz un cuento para niños de 4 años que enseñe que no hay que adorar cosas porque solo Dios es el verdadero. Que haya una niña que tiene una estatua de unicornio y cree que le cumple los deseos.”

Nos parecía que ya lo teníamos. ¡Estábamos felices! Pero de repente... 
¡Nos habíamos olvidado de lo más importante!
¡El burro Mensajero!
Ese personaje especial que ya es como nuestro guía en todos los cuentos.

ChatGPT nos preguntó:

¿Queréis que aparezca algún personaje especial, como un animal que guíe la historia?

Y nosotros gritamos casi a la vez:

“¡¡¡Sí!!! ¡Mensajero, el burro gris con alforjas rojas!”

Entonces escribimos el prompt final, ahora sí, completísimo:

“Escribe un cuento para niños de 4 años sobre el segundo mandamiento: ‘No te harás ídolos’. El cuento debe enseñar que no debemos adorar figuras u objetos. La protagonista será una niña que cree que su estatua de unicornio le concede deseos. Aparecerá un burro gris con alforjas rojas llamado Mensajero, que la ayudará a comprender que solo Dios merece nuestra adoración. El tono debe ser tierno y claro, con una moraleja sencilla al final.”

 Cuando Maika lo leyó, nos dijo que estaba genial.
¡Y así conseguimos que la IA nos escribiera un cuento precioso!

🦄 El unicornio de los deseos y el burro sabio

Había una vez una niña llamada Luna, que tenía una habitación llena de juguetes. Pero había uno que era su favorito: una estatua brillante de unicornio con alas doradas. Luna creía que si le pedía deseos al unicornio, se harían realidad.

—¡Unicornio mágico, por favor haz que llueva helado de fresa! —decía cada mañana, cerrando los ojos con fuerza.

Una tarde, mientras Luna jugaba en el jardín, apareció un burro gris con alforjas rojas. Caminaba tranquilo y tenía una sonrisa muy amable. Se llamaba Mensajero.

—¡Hola, Luna! —saludó Mensajero—. He oído que tienes un unicornio especial.

—¡Sí! —respondió Luna emocionada—. Es mágico. Le pido cosas y a veces, ¡pasan!

Mensajero movió las orejas y se acercó despacito.

—¿Y tú crees que esa estatua puede escucharte?

Luna se quedó pensativa. Miró su unicornio y luego al burro.

—No lo sé… pero me gusta pensar que sí.

Mensajero se sentó bajo el árbol y abrió una de sus alforjas. De ella sacó un libro grande con dibujos de colores.

—¿Sabes qué dice Dios en este libro? Que no debemos adorar cosas que no son Él. Solo Dios puede escucharnos de verdad, y solo Él puede cuidar de nosotros siempre, siempre.

Luna lo miró con ojos grandes.

—¿Entonces el unicornio no me cuida?

—Es bonito, sí —dijo Mensajero—, pero es solo una figura. Dios quiere que le hablemos a Él, que lo amemos con todo el corazón. No a las estatuas, ni a los juguetes, ni a nada que pongamos por encima de Él.

Luna abrazó su unicornio.

—¿Y qué hago con él?

Mensajero sonrió.

—Puedes seguir jugando con él, claro. Pero no le pidas cosas mágicas. Pídeselas a Dios. Háblale a Él, que siempre escucha.

Esa noche, Luna guardó su unicornio en la estantería y, antes de dormir, miró al cielo por la ventana.

—Dios, gracias por cuidar de mí. Te quiero mucho más que a todos mis juguetes.

Y allá lejos, entre las estrellas, alguien sonrió.

Fin 

Ahora ya somos unos verdaderos expertos en esto de hablar con inteligencia artificial, y no vemos la hora de que llegue el martes para escribir nuestro próximo cuento.


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